“Solo pedimos justicia”: el reclamo que crece tras la muerte de dos ciclistas en la ruta

El dolor se transformó en un pedido firme y público de justicia. Dos familias atraviesan uno de los momentos más devastadores de sus vidas tras la muerte de dos ciclistas, amigos y compañeros de ruta desde hace años, atropellados mientras practicaban el deporte que los unía y que siempre realizaron con responsabilidad y medidas de precaución.

El hecho ocurrió en plena siesta, sobre una larga recta y con total visibilidad, un tramo de ruta que no presentaba obstáculos ni condiciones adversas. Años de experiencia en ciclismo les habían enseñado incluso cómo posicionarse ante el simple ruido de un vehículo que se aproxima. Sin embargo, nada de eso alcanzó para evitar la tragedia.

La frase pronunciada luego del impacto profundizó el dolor de los familiares: “No los vi”. Tres palabras que, para quienes hoy reclaman justicia, no explican ni justifican una acción que terminó con dos vidas y dejó a hijos sin sus padres y a familias completamente destruidas.

Pero el reclamo va más allá del atropello. Según denunciaron los allegados, el conductor no pidió ayuda, no regresó al lugar ni solicitó auxilio, y continuó su marcha, dejando a las víctimas abandonadas al costado de la ruta. Solo se detuvo metros más adelante, al encontrarse con un control policial, sin siquiera en ese momento advertir sobre lo ocurrido.

“Los dejó tirados como si fueran animales”, expresaron con profundo dolor, remarcando que el abandono posterior agrava aún más la responsabilidad del hecho.

Las imágenes del lugar reflejan la crudeza de la escena: una ruta extensa, recta, con presencia policial y vehículos detenidos, que evidencia que la tragedia no fue producto de la falta de visibilidad ni de una situación imprevisible.

Hoy, el reclamo es uno solo y se escucha cada vez con más fuerza: que la causa avance, que se esclarezcan los hechos y que no haya impunidad.
“No buscamos venganza —afirman—, solo justicia”.

Un pedido simple, pero urgente.
Un reclamo que nace del dolor más profundo y que exige una respuesta concreta del sistema judicial.